El golpe ha sido fuerte para sus familiares y para quienes
nos sentíamos sus amigos.
Ha pasado poco más de un mes y cada vez se lo extraña un poquito más.
En lo personal, además de sentir la falta del amigo, José era un verdadero bastón en donde apoyarme a la
hora de preparar algún artículo para esta página. Llevado al plano
futbolístico, podría compararme con un defensor que sabe que detrás tiene
un arquero que siempre va a responder y que juega con esa tranquilidad.
Así sentía a José, una columna en donde sostenerme, un
referente de nuestra historia futbolera y una auténtica ‘Biblia’ que ante
cualquier duda iba a tener el dato certero y la humildad de los grandes para querer
asimilar aquello que desconocía.
Dedicó muchos años a historiar nuestro deporte. A través del
recordado semanario “Calle/7” con aquella columna “¿Te acordás hermano?” que
años más tarde, y al cerrar la publicación de Sergio Volantín, se trasladó al
diario “La Verdad” con el nombre de ¡Qué tiempos aquellos! y que se mantuvo
hasta su fallecimiento.
A comienzos de Junio de 2010 lo invité a participar de esta
página como una forma de engalanarla y también para que tantos artículos con
historias del fútbol de Ayacucho llegaran a Internet y tuvieran la difusión que
su trabajo merecía.
Su desaparición física me planteó la duda de cerrar ese
espacio, a pesar del abundante material que él me había adelantado para
publicar, o seguir como si nada hubiera pasado.
Por cualquiera de las dos opciones correspondía consultar a
su familia acerca de la decisión a tomar. Lo hice a través de su hijo José Alberto
(Quico) quien en nombre de la familia, y con la misma generosidad que
distinguía a su padre, no tuvo reparos en darme el aval para que la columna
siga abierta y seguir publicando el material generado por José a lo largo de
tantos años.
Agradezco profundamente a través de estas líneas esa
confianza depositada en mí y por otro lado creo que será una forma de sentir
que, de algún modo, el querido José permanece entre nosotros y que su encomiable
trabajo de historiador de nuestro deporte se resiste al paso del tiempo y a
otros rótulos.
Un cordial saludo para todos.
Eduardo
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