Pueblo futbolero si los hay, en la República Argentina siempre se dijo que los niños 'nacen con una pelota bajo el brazo'.
Tal vez esta sentencia en el año 2010 no tenga tanta contundencia por la diversidad de oferta que tienen hoy nuestros niños (Play Station, celulares, Internet, TV por cable, etc.) en detrimento de la práctica del fútbol que, décadas atrás, justificara esa frase.
Quienes no tuvimos mucho por demostrar sobre el verde césped, contrarrestamos eso mirando todo el fútbol que cruce por delante nuestro, charlando con nuestros amigos hasta el hartazgo de lo sucedido en un partido o descargando toda nuestra pasión desde una tribuna.
Pero si alguien encarna en nuestra ciudad ese verdadero 'sueño del pibe' es 'Tito' Martínez. Dirigente de avanzada, político hasta la médula, desarrollista, es cofundador del Club Atlético Estudiantes, fue jugador, director técnico y dirigente del club, Presidente de la Liga Ayacuchense de Fútbol, todos los peldaños de la escalera subidos con innegable pasión.
Temperamento, vehemencia, empuje, son características muchas veces mal vistas en pequeñas comunidades por no ser 'políticamente correctas' y porque el 'quedar bien con todo el mundo' suele ser una práctica, no muy linda en las formas, pero muy común a idiosincrasias pueblerinas.
'Tito' fue y es fundamentalmente un hacedor. Quien, aún sin ser concejal, más de una vez presentó proyectos para nuestro pueblo que descansarán plácidamente en algún archivo del Honorable Concejo Deliberante, quien con 30 años tomó un fierro caliente como era la conducción de nuestra Liga (a la que nadie quería conducir) y siempre puso 'toda la carne en el asador'. Siempre obró con convicción y fervor, aún cuando más de una vez las circunstancias hubieran requerido otro temperamento. Siempre fue auténtico y frontal, por alto que fuera el costo.
En busca de encontrar respuestas a muchas preguntas que me hacía en torno a su figura, me acerqué a su casa en donde me atiende muy amablemente junto a Marta, su esposa, y con quienes -mate de por medio- charlamos un rato acerca de nuestra pasión común: fútbol.
Nos cuenta 'Tito': Soy nacido en Villa del Parque, Capital Federal, el 31 de Octubre de 1931. Mi familia está compuesta por mi esposa Marta Iturralde, cinco hijas (Alejandra, Marcela, Paula, Laura y Marta) y nueve nietos.
Llego un poco de casualidad a Ayacucho pues mi padre, a quien le gustaba mucho la caza, vino con un tío mío a cazar a Tandil en el año 1950.
Ocurre que cuando vuelven, no había las rutas que hay ahora, la 74 no estaba asfaltada, y los agarró la lluvia acá cerca e ingresaron a Ayacucho, pueblo al que jamás habían entrado.
Bueno, hicieron noche acá, para retornar al otro día a Capital Federal y se pusieron a hablar con Antonio Da Vila que era el dueño del hotel "Santa Catalina" (donde actualmente se halla la sede del Club de Leones).
Quiere el destino que mi padre, quien ya andaba con ganas de irse de Capital, hace negocio con Da Vila y le compra la llave del hotel y cuando regresa a Buenos Aires, yo me encontraba allá, me cuenta la novedad "nos vamos a vivir a Ayacucho".
Yo jamás había oído hablar de Ayacucho, de Chacabuco sí, por lo que yo a mis amigos les decía que me iba ir a vivir a Chacabuco ¿pero qué ocurría? A mí me tocaba la conscripción, entonces yo no me hacía problema pues no pensaba nunca jamás venirme a vivir a Ayacucho.
Yo haría la colimba, por entonces trabajaba en una tornería y ganaba mucha plata, más que mi padre, y además los patrones me decían "¿por plata?" pues a mí me habían dejado al frente de la tornería y no entendían como yo me iba de Buenos Aires. Ellos habían alquilado un galpón enorme al lado de la tornería en Avenida Forest y se dedicaban a comprar autos viejos y le arreglaban el motor, la pintura, etc. los dejaban impecables y ganaban fortunas con eso. Con 20 años yo estaba al frente de la tornería y cuando sale esto de venir a vivir a Ayacucho me decían "la plata no es problema, la cifra la fijás vos". Pero sucede que yo me salvo del servicio militar, recuerdo que había dos muchachos en la revisación que me cargaban. Me tomaron las medidas y decían "¿qué hacemos con este cadáver"? "¡hacé lo que quieras vos!", "¿para qué lo queremos"? "Bueno, andate para Chacabuco, para qué te queremos acá". Todas bromas para hacerme calentar.
Así que me vengo para Ayacucho, empiezo a tener amigos, con decirte que no volví más a Capital y desde entonces he vuelto muy pocas veces.
¿Cómo empezás a echar raíces en nuestra ciudad?
No me olvido nunca llegamos un día al mediodía, yo salí a la puerta del hotel y como todo porteño era un tipo de confitería, de café, y le pregunto a un muchacho que pasaba "¿dónde hay una confitería?" y me miró como sorprendido y me dice "ahí en la esquina" como diciendo "¿no la ves boludo?". Le contesto que soy forastero y entré, era “La Buen Gusto". Y me quedé para siempre.
Durante años viví más en la confitería que en el hotel. Era levantarme a la mañana e ir a tomar un café (cuando el turno en el hotel me lo permitía pues junto con mi hermano teníamos que tender las mesas, atender, etc.), después de servir el almuerzo -nosotros almorzábamos antes- salíamos a las disparadas así agarrábamos lugar para jugar a las cartas, se jugaba por plata en aquel entonces y así pasaron años, años y años. Lo que lamento es que de toda aquella gente no queda nadie vivo, a veces me rompo la cabeza en la cama y pienso "¿este?" Murió, "¿aquel"? murió. Toda esa gente, creo, falleció y acá me quedé para siempre, ni loco me voy.
Te adaptaste enseguida...
Sí, enseguida, es una cosa tan distinta a Buenos Aires, allá creemos los porteños que somos unos vivos bárbaros y somos unos pajaritos que nos creemos muy cancheros.
¿Y cómo es tu relación con el fútbol ayacuchense?
Empezamos a andar en el fútbol a través de un equipo que hicimos en la confitería y me encuentro, no recuerdo muy bien el año, con que no había directiva en Liga de Fútbol en Ayacucho y alguien me vio para que me hiciera cargo de ella, cosa que acepté y fui presidente por bastante tiempo, tendría yo treinta y pico de años y empezamos a hacer partidos con Tandil, Azul, Rauch, todos los poderosos de la zona pues no había Torneos Argentinos así que vos para jugar con Tandil tenías que hacer amistosos.
Después organizamos una serie de torneos desde Tandil con el gordo 'Lucho' Mestelán, quien era capo en la provincia y de quien me hice muy amigo. Anduve años, años y años pues nadie agarraba la Liga, así que terminaba mi período y agarraba otra vez yo y creo que tan mal no lo hice pues el fútbol no se terminó, por el contrario, se encontraba terminado cuando agarré yo.
NOTA: Luis Alberto Mestelán, 1930-1995, legendario dirigente tandilense, impulsor del regionalismo en el fútbol argentino, ex vocal del Consejo Federal del Fútbol Argentino y ex Tesorero de la AFA.
Uno de los torneos de selecciones al que refiere 'Tito' eran los recordados 'Regional Centro' que a las ciudades vecinas también se sumaban Coronel Pringles, Bolívar, Laprida, Benito Juárez, Tres Arroyos, etc. y en el que jugaban entre sí las ciudades vecinas y el ganador de la zona se enfrentaba con los ganadores de las otras zonas para determinar un campeón. Así eran las competencias por aquellos años hasta la irrupción de los torneos nacionales y argentinos a fines de la década del 60’.
¿Lo disfrutabas?
Sí, lo disfrutaba, pese a que para mí era un problemón pues era viajante de Terrabusi y presidente de la Liga y se me complicaba el panorama. Yo llegaba a la noche y lo primero que hacía era ir a la Liga para preguntarle a Olaeta (por años canchero del Estadio Municipal) el resumen de las novedades y él me pasaba el parte todos los días y ahí fue cuando con varios de los dirigentes de la zona comenzamos a hacer los torneos que te contaba.
¿Cómo era el manejo con los clubes?
Bueno. Los clubes por entonces se reforzaban mucho con jugadores de afuera, Sarmiento siempre traía refuerzos, Defensores alguno traía, en Estudiantes traíamos varios, se hacían unos torneos lindísimos. ¡Parece que fuera ayer! ¡Cómo iba gente a la cancha! Vos no sabés lo que era aquello, unas recaudaciones increíbles. Cuando había enfrentamientos con Tandil para que contarte lo que era. Con tu padre hemos ido al fin del mundo, a todos lados, en autos, caravanas de gente, en micros llenos.
¿Cómo nace el club Estudiantes?
Teníamos un equipo de fútbol en la confitería y hacíamos amistosos y después comenzamos a jugar un torneo (por entonces acá no había torneos oficiales) y yo me fui a La Plata y le dije al Presidente de la Liga, no recuerdo el nombre, que necesitaba camisetas para el club y me dice "andá a tal dirección y elegí las camisetas que quieras". Así que fuí allá y le dije al tipo y me dice "sí, como no, pase Martínez, ¿qué camisetas quiere?", "no sé le digo" y empezamos a elegir, había no sé 80.000 juegos de camisetas (risas) y no sé porqué saqué las de Estudiantes pero después mis amigos me gastaban "¿pero si vos sos de Independiente?", "¿y qué tiene que ver que yo sea de Independiente?" eran unas casacas de manga larga, con botones, hermosas, las primeras que tuvo Estudiantes, que, ya te digo, no nos costaron nada pues las daba la AFA.
Tito (3º empezando desde la derecha) y una formación de Estudiantes en 1966 con su primer juego de camisetas
Íbamos a jugar a todos lados, de local, un entusiasmo terrible. Recuerdo que una vez, no sé qué equipo importante venía a jugar contra nosotros y llovió y vamos a la cancha y Olaeta, el canchero, nos dice "no van a poder jugar", "¿pero por qué?" -le contesto "Pero usted sabe Tito, como se va a poner la cancha" que esto, que lo otro.
"Bueno -le digo- si usted nos ayuda podemos sacar los charcos". Y entramos con todo, con escobas, con secadores, con trapos y sacamos toda el agua que pudimos. Y jugamos. No sabés como quedó la cancha, yo decía acá nos matan a todos, pero era el entusiasmo por jugar al fútbol. Había mucho más entusiasmo por el fútbol en aquella época que el que hay hoy.
Vos fuiste, de alguna manera creciendo con el club y viendo su evolución, ¿la gente enseguida apoyó? ¿se fueron haciendo nuevos hinchas?
Nosotros alquilamos una casa en Güemes y Murgier y comenzamos a hacer bailes. Para que habilitaran el lugar le compramos a Mochuelo, de Tandil, un tinglado, pusimos baldosas en donde sería la pista de baile y levantamos las paredes. Eran un infierno esos bailes, entraba gente y gente y más gente. Además, bailaban y se llevaban por delante pues no había lugar y siempre había algún problema o sea que nos dividíamos nosotros, los de la Comisión Directiva, en distintos sectores del baile y donde amagaban con alguna pelea al primer bochinche agarrábamos al conflictivo, lo sacábamos y lo suspendíamos. Entonces, pese al gentío monstruoso que había no teníamos grandes problemas. Mucha de esa gente después nos acompañaba en el fútbol.
¿Cómo surge esa política de reforzar siempre el equipo de fútbol con jugadores de afuera?
Bueno, yo andaba en ese tema pero me ayudaba mucho 'Clarete' Escudero. Andábamos los dos. El contacto lo hacía yo. Creo que uno de los primeros jugadores que vino de afuera para jugar en Estudiantes fue Luis Barrientos de General Belgrano. Él me dijo "Tito, allá en Belgrano hay jugadores de una calidad tremenda" y yo tampoco quería jugadores muy caros pues en ese entonces tampoco sobraba la plata pero empezaron a venir Guibaudo, los Aneas, Rosales, Genín, etc.
¿Quién fue a tu criterio el mejor jugador que trajo de afuera Estudiantes?
Horacio Genín. Fue un jugador espectacular, yo no sé por qué no triunfó en el profesionalismo. Era un jugador de una calidad notable. Otro grande que trajimos fue Oscar 'Coco' Rossi (ex Huracán, Racing y San Lorenzo, jugó en el Mundial de 1962 en Chile) un jugador sumamente habilidoso quien se encontraba en el final de su carrera.
Hay una anécdota muy famosa de 'Coco' Rossi...
Sí, es cierto. Un día estábamos jugando en Labardén contra un equipo de ahí. Termina el primer tiempo y yo empiezo a charlar con los muchachos y no lo veía a 'Coco', entonces pregunto por si alguien lo había visto "no sé" me contestan. Salgo del vestuario, doy la vuelta y lo encuentro solo, fumando, al lado de una bomba de sacar agua (las antiguas y recordadas 'bombas sapo' que aún se encuentran en alguna vieja casa y en la zona rural), esa cancha no es lo que era hoy, era un potrero, y lo encuentro ahí solo y le pregunto "¿Coco qué hacés solo acá?" y me dice "estoy pitando un poco y pensando que estuve en Moscú, en Madrid, en Maracaná y me faltaba Labardén... Estoy hecho." (risas).
¿Cómo surge el clásico con Sarmiento?
Pasa que ellos venían ganando todo y futbolísticamente aparecemos nosotros, con jugadores de afuera, el clásico se dio por lógica: Sarmiento-Estudiantes. Pero también había un poco de 'pica' con Defensores, con Estrada no tanto, dos equipos también fuertes por entonces.
¿Por qué se pierde aquella recordada final 4-3 contra Sarmiento en Noviembre de 1973 en donde eras el director técnico de Estudiantes?
En cierto modo la pierdo yo también. Estudiantes ganaba 3 a 0 al comienzo del segundo tiempo y yo quería golearlo a Sarmiento, así que lo lógico era en ese entonces haber sacado un delantero y poner un defensor como se estila hoy y 'cerrar' el partido. Yo hice al revés, saqué un mediapunta para poner un punta y ahí se terminó todo. Ellos se dieron vuelta, metieron el primer gol, los nuestros se asustaron pues, como siempre habían perdido con Sarmiento, no podían creer la oportunidad que se les estaba presentando.
Tiempo después me preguntaban "¿por qué no cambiaste algún jugador?" ¿y a quién querían que cambie? Yo miraba y en el banco tenía puros delanteros ¿qué iba a cambiar? ¿un delantero por otro? ahí no estaba el problema... De todos modos ya pasó... qué vas a hacer...
¿La alegría más grande con Estudiantes es probablemente el título de Campeón del Oficial de 1982?
Sí, qué te parece. Una paradoja, con todos jugadores locales pues en esa época ya nadie traía jugadores de afuera porque era una norma antiguamente, si querías pelear la punta había que traer jugadores de afuera.
Tito, en la noche de la obtención del título de Estudiantes Campeón del Torneo Oficial de 1982
La cena de festejo del Campeón de 1982
¿Se equivoca Estudiantes en su política de pagarle a jugadores de afuera en vez de contratar un técnico de nivel que hubiera organizado las inferiores y sacar jugadores?
Lo que pasa que nosotros ante todo empezamos a jugar en Primera, éramos un equipo nuevo ¿cómo encontrás jugadores con los que podés competir mano a mano con equipos que hace años están compitiendo y que no te goleen? Además nosotros, nuevos en el fútbol de acá, ¿qué jugador íbamos a conseguir que los otros clubes ya no lo hubieran visto para jugar con ellos?
Empezamos trayendo uno o dos, después trajimos otros, de Labardén, de General Belgrano y esos jugadores nos recomendaban otros y cuando nos dimos cuenta teníamos más de medio equipo con jugadores foráneos, a veces casi todo el equipo. ¿Sabés lo que había que juntar para pagarles? Pero, éramos 5 ó 6 ahí que la plata la juntábamos y teníamos el respaldo de las rifas que hacíamos y las grandes recaudaciones de los bailes.
Otro problema que teníamos era que 4 ó 5 jugadores eran de acá y el resto de afuera ¿qué sabíamos nosotros si los que venían de afuera entrenaban o no? Muchas veces eran una máquina en el primer tiempo y en el segundo se morían todos...
Nosotros podríamos haber hecho un club fantástico, pero todo se lo llevó el fútbol. Gastábamos con el fútbol muchísima plata.
¿Qué significó Estudiantes en tu vida?
Primero que todo, al margen de lo futbolístico, lo otro. Yo observaba que hacía un baile el Club Social y se llenaba, hacía un baile el Club Atlético y se llenaba, hacía un baile el Club Independiente y se llenaba pero era todo de un determinado nivel de gente. Y yo decía ¿y qué hacen los otros?
Yo estaba sentado un día en el escalón del Hotel "Santa Catalina", vivía ahí, y pasaba el auto con la publicidad por los altoparlantes "¡esta noche gran baile en el Club ………..!" y yo decía ¿y los pobres?
Entonces por ahí pasan dos muchachos que eran amigos míos, gente humilde, y les digo "¿a dónde vas a bailar en Carnaval?" y me dicen "¿adónde vamos a ir si no podemos, no tenemos guita?". La cuestión que se me ocurrió ver a una casa en calle 25 de Mayo como para organizar bailes. Le digo a uno de los muchachos de la confitería "¿ché, y si alquilamos esa casa que fuí a ver?".
Vamos a ver a la dueña y nos pidió mucha plata por el alquiler. La cuestión que empezamos a discutir el tema y decíamos ¿pero cómo no vamos a sacar esa plata con los bailes? Encaramos eso y los bailes resultaron fantásticos, toda la gente humilde estaba allí y a partir de allí el nacimiento de Estudiantes. Todo aquello inolvidable.
Vos fuiste director técnico de Estudiantes y de nuestra selección ¿qué se disfrutaba más?
Con el cuadro nuestro. Teníamos mucha más confianza con los jugadores. Lo otro era distinto pero con la selección jugábamos de igual a igual con todas las selecciones de esta zona de la provincia y Ayacucho era muy respetado en todos lados.
Por ejemplo yo leía el diario de Tandil, El Eco o Nueva Era, la semana anterior a un Tandil-Ayacucho y en el título de la noticia decía: "Difícil enfrentamiento para Tandil frente a Ayacucho", "La nueva vedette del fútbol", etc.
¿Y en cuánto a ser jugador, técnico o dirigente?
Tal vez la etapa de dirigente de la Liga porque cuando yo me hice cargo no había conducción, nadie quería agarrar, todo era no. No había campeonato, solo amistosos, una pena con las instalaciones que teníamos.
¿Qué recordás de aquella visita a nuestra ciudad en 1975 del Equipo de las Estrellas en donde dirigiste a nuestra selección?
Era una sensación el Equipo de las Estrellas, una cosa nueva, no era fácil conseguir una fecha para que vinieran, lo querían en todos lados. Resulta que 'Coco' Rossi viene un día a Ayacucho y me habla del Equipo de las Estrellas que recién se había formado y me pregunta si quería que él me contactara con quien representaba a aquel equipo. Le digo que sí y me da el teléfono de uno de los jugadores que lo integraban y arreglamos todo telefónicamente para que ellos vinieran a jugar acá. Era algo lindo para Ayacucho pero también había que arriesgar pues ellos cobraban por adelantado y rezar porque no lloviera el día que ellos vinieran.
Junio de 1975. Almuerzo en el Club Ferroviario, comparten la mesa Luis Carluccio, Jorge Aneas, Hugo Ciganda, 'Tito' Martínez, 'Pichino' Carone y Ermindo Onega
Me ofrecen una fecha que era posterior al domingo en que jugaban en Tandil. Un domingo jugaban en Tandil y al siguiente acá. La cuestión es que tuvo un éxito bárbaro aunque el día estuvo muy feo.
La selección ayacuchense en la puerta del Club Ferroviario previo al partido contra el Equipo de las Estrellas
De aquellas recaudaciones monstruosas y el acompañamiento masivo de la gente ¿hay alguna fecha de quiebre en donde la gente empezó a no concurrir a la cancha? ¿qué fue lo que le quitó el interés a la gente por el fútbol?
Bien no te lo puedo decir pues yo hace mucho que no voy a la cancha, perdí el entusiasmo. Pasó también que me pareció en cierto modo ingrato que llegaran a decir con que yo me quedaba con plata de la Liga, cuando yo ponía plata de mi bolsillo. Pero como había que mancharme, borrarme a mí del mapa, hicieron correr el rumor de que yo había robado. O sea que yo no pisé nunca más el Estadio, hace una punta de años que yo no voy más al Estadio. Me quedó esa congoja, esa ingratitud de cuatro ó cinco tarados que nunca más volví al fútbol.
Pero, volviendo a tu pregunta, era tremenda la cantidad de gente que iba a la cancha por aquellos años. Ocurría también que antes no había muchas cosas para ir a ver, yo no olvido la vieja cancha de la Liga (ubicada en la manzana en que hoy se encuentra ubicada la Escuela Nacional) en tardes de domingo donde las calles que llevaban a ella se convertían en avalanchas humanas, eran otras épocas, con gente hasta arriba de los techos de las casas.
La 'barra' de Estudiantes alentando en un partido de la selección ayacuchense. Dos escalones por encima del cartel se observa a 'Tito' y más a su izquierda a su hermano Héctor
Una vez vino el gordo Mestelán y lo invité a comer al hotel "Santa Catalina" y de ahí nos íbamos al Estadio. Terminamos de cenar, tomamos un café, tomamos un whisky, nos pusimos a charlar y al rato le digo "¿qué te parece si vamos? "Bueno, vamos" -me contesta- "¿está lejos el estadio de acá?". "No, estará a ocho cuadras" -le respondo. "¿Y si vamos caminando así hago la digestión?", "Bueno".
Y agarramos la calle Sarmiento rumbo al Estadio y era una avalancha humana. "¿Dónde va toda esta gente?" -me pregunta el gordo- "al Estadio" -le digo-, "¿al Estadio? ¡Pero viejo, entonces tienen que meterse en Primera B o algo! ¿sabés lo que nos cuesta llevar la gente a la cancha allá en Tandil?".
Llegamos al Estadio y reventaba de gente, por casualidad o no a todo el mundo se le había ocurrido ir esa noche a ver fútbol, Mestelán estaba enloquecido, no lo podía creer, me decía "yo te ayudo en lo que sea" y se empezaron a hacer esas gestiones que después no prosperaron.
¿Qué asignatura pendiente te ha quedado con respecto al fútbol?
Yo creo que ninguna. Dediqué gran parte de mi vida al fútbol, años, años y años y lo hacía encantado. Yo pasé toda mi vida entre el fútbol y la política, tengo grandes recuerdos del fútbol no así de la política. Yo creo que en la panza de mi vieja ya pateaba una pelota. Los años más lindos que yo recuerdo de mi vida los pasé con el fútbol, el fútbol fue toda mi vida...
¿Estás arrepentido de algo?
No, en absoluto.
Benjamín 'Tito' Martínez, auténtico, frontal, directo. Tómelo o déjelo. Un hombre apasionado al que, en mi entender, esta ciudad no ha sabido reconocerlo como alguien con ideas en pos de un Ayacucho mejor y como un dirigente con ideas por un fútbol regional y participativo. Más que una entrevista, una charla con un amigo...
Gracias Tito y lo mejor para vos!!
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