Corría 1986 y el club Atlético Ayacucho, que había vuelto a la práctica del fútbol en 1978, los primeros años con divisiones infantil e inferiores, no había logrado aún ningún campeonato de nuestra Liga.
Siendo uno de los clubes más antiguos junto con Defensores, fundados ambos en 1918 y permanente animador desde nuestro primer Torneo en 1932 hasta 1940, que por diferencias internas, retiró sus planteles hasta que regresó en 1978.
Como dijimos antes, aún no había podido ser campeón, cuando un grupo de socios y simpatizantes decidieron reforzar al plantel con dos elementos de afuera; por referencias y recomendaciones, se contrató a Mariano Manga (que aun juega en veteranos y es referee en actividad) y a Héctor Arrieta de quien nos ocuparemos hoy, ambos de Tandil.
La historia de Héctor Arrieta es la siguiente: siendo jugador de Ramón Santamarina fue recomendado por el DT Aníbal Tarabini (aquel wing izquierdo de Independiente y Boca) a su amigo Omar “el Pato” Pastoriza, en aquel momento DT de Independiente de Avellaneda, y junto con el también fueron el Nº 5 Petrucci y el arquero Rigante, siendo los tres titulares en el primer equipo.
A los tres años Argentinos Juniors se mandó el "negoción" con Independiente, Argentinos les cedió a Carlitos Fren (aquel compañero de Maradona en la dirección técnica) y los de Avellaneda les dieron a los tandilenses Arrieta, Petrucci, Rigante y también dinero. Allí permanecieron varios años hasta que Héctor recibió una buena oferta de Venezuela y terminó jugando para el Deportivo España, de ese país.
De vuelta en Argentina jugaba esporádicamente en Tandil e ingresó en aquellos Supermercados “Super Coop” como gerente en Rauch y hasta allí lo fue a buscar Atlético.
Hacía la simple; era un wing clásico, jugaba por la raya (cualquiera de las dos) gambeteando y desparramando gente y llegando al fondo, (lo que menos le gusta a los defensores) y el centro atrás; prueba de ello fueron los goles que consiguieron de cabeza: Aníbal Arrabit, ‘Viti’ Iturralde o los defensores que llegaban de atrás como Roberto Calles, ‘Sopa’ Díaz o Juan Pedro Erreguerena.
Si fue grande como futbolista, más lo fue como persona, respetaba y era respetado en la cancha, nunca un insulto o un gesto de más; lo "sacudían", se levantaba y seguía.
Una anécdota lo pinta tal cual era, siendo el primer partido y presentación ante sus compañeros de Atlético, los comentarios en el vestuario eran tales como “¿Cómo será?”, “¡No te olvides que jugó con Bochini!”, “¡Y también fue compañero de Maradona!” y seguían los comentarios hasta que llegó, saludó a todos y se dirigió a un rincón donde se estaban cambiando ‘Guille’ y ‘Quico’ y les preguntó “¿Me permiten colgar la ropa al lado de Uds.?”. Estos dos abrían los ojos, se miraban y no lo podían creer; con ese gesto como todos los suyos, ya se ganó a los compañeros que lo admiraban muchísimo.
Al año siguiente, en 1987, volvió a jugar en Ayacucho, esta vez venía con Roberto Calles un Nº 2 de Ferrocarril Sud y a pesar de estar peleando el titulo hasta las últimas fechas tampoco se pudo coronar, pero sin duda que fue la base del equipo Bicampeón de 1988/1989.
En 1988, “Super Coop” lo trasladó de gerente a Tres Arroyos y se le hacía dificultoso venir, pero, como dice el título en esos dos años dejó muy gratos recuerdos.
La foto que vemos abajo, me fue obsequiada por Héctor ya que tuve la suerte que me brindara su amistad y corresponde a 1980 en cancha de Argentinos marcándole un gol a River y fue publicada en la revista "El Gráfico".
Esa tarde Argentinos Juniors le ganó por 4 a 2 a River Plate con dos goles de Héctor Arrieta. Lo vemos festejando uno de sus conquistas y se observan de izquierda a derecha: Juan José López, José Luis Pavoni, Alberto César Tarantini y el tandilense Horacio Rodríguez, quien supo dirigir el Juvenil de nuestra ciudad.
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