Tiempo atrás publicamos acerca de la posibilidad que tuvo Luis Carluccio en Independiente de Avellaneda y había quedado la promesa de seguir charlando con Luis sobre otra posibilidad que tuvo en el 'fútbol grande' de AFA, en este caso en Gimnasia y Esgrima La Plata. Esto nos decía al respecto: "En 1974 vamos a jugar a Necochea con el Deportivo Ayacucho, salimos subcampeones provinciales y le ganamos a los mejores de la Provincia. Perdimos la final por cansancio, con un día más de descanso ese campeonato no lo podíamos perder.
El partido más difícil se lo ganamos a La Plata, que venía ganando por muerte, y por goleada en todos los partidos, y en donde yo tengo uno de los mejores partidos de mi vida. Esa selección platense era compuesta exclusivamente por jugadores de las inferiores de Estudiantes y Gimnasia y Esgrima, cuando ese combinado regresa a La Plata, Novarini director técnico de las inferiores de Gimnasia les pregunta a sus dirigidos ¿algún jugador rescatable en el “Evita”? y ellos le contestan: “vayan a buscar al arquero de Ayacucho” y me vienen a buscar.
Recuerdo -prosigue Luis- que vinieron en un Citroën el técnico, Novarini, y un dirigente del club que era pariente de nuestro convecino Carmelo Cipolla. Fueron a hablar con mis padres, yo por entonces tenía 18 años, arreglaron todo aquí y salimos directamente hacia Estancia Chica, el complejo de Gimnasia donde entrenaban todas las divisiones.
Llegamos en el Citroën a eso de las 16 hs., me bajo y estaba terminando el entrenamiento de la Primera División, estaba Hugo Gatti, etc. y me presentan al técnico de la Primera, Juan Eulogio Urriolabeytia (ex DT de River Plate), quien me dice: “bueno nene, cambiate”, No tengo nada ¿ahora? -le contesto-, 'sí, sí, acá' -me responde. Ahí nomás me trajeron un pantalón, unos guantes y me lleva a la canchita a probar. Me hacía tirar de palo a palo, me revolcó por todos lados y decía “bien, pibe” “bien, pibe”.
Al mes, Gimnasia lo vende al “Loco” Gatti a Unión de Santa Fe, que estaba armando un equipazo con el “Toto” Lorenzo de técnico, entonces traen a Carlos Barisio de River y estábamos Eduardo Dallovere (quien fue titular en 54 partidos defendiendo el arco ‘tripero’ entre 1975 y 1978) y yo, que estaba en buen nivel. Vos te das cuenta cuando andás bien, los dirigentes te saludan, etc. pero, además, había otros dos arqueros con los que estábamos muy parejos, el sordomudo Héctor Cassé (quien desarrolló gran parte de su carrera en Temperley y atajó en dos partidos como titular en Gimnasia en 1979) y José Luis Ducca (quien después jugó en la Primera del ‘lobo’, Temperley, Independiente, Santamarina de Tandil, etc.).
Yo sentía que estaba para jugar algún partido en Primera, es más, yo entrenaba con la Primera y atajé en algún amistoso pero justo se da que yo había dado los exámenes para entrar a trabajar al Banco de la Provincia de Buenos Aires y me sale el nombramiento para ir a trabajar a la sucursal de Villa Gesell.
Que se yo, esas cosas que uno no sabe, veía un poco más seguro el tema del trabajo en el Banco, en esa época en el fútbol no se ganaba bien y era por el solo hecho de jugar al fútbol en Primera División, por lo que decidí por el trabajo que me había salido.
Un día agarré el bolso y me fui. No le dije nada a nadie y me fui.
Tiempo después, un pibe que se fue a probar a Gimnasia me contó que le habían preguntado por mí, que qué me había hecho yo” culmina Luis.
Tal vez, siempre quedó rondando en la mente de este gran arquero que pudo haber pasado con su carrera futbolística, pero tal vez solo sea una asignatura pendiente. Pudo hacer una vida tranquila, viajar por diversos países y convertirse en un próspero empresario que descubrió en el mundo del espectáculo, también, una verdadera vocación.
Para más adelante, el fútbol lleva a Luis a jugar en Villa Gesell y Tandil…
El partido más difícil se lo ganamos a La Plata, que venía ganando por muerte, y por goleada en todos los partidos, y en donde yo tengo uno de los mejores partidos de mi vida. Esa selección platense era compuesta exclusivamente por jugadores de las inferiores de Estudiantes y Gimnasia y Esgrima, cuando ese combinado regresa a La Plata, Novarini director técnico de las inferiores de Gimnasia les pregunta a sus dirigidos ¿algún jugador rescatable en el “Evita”? y ellos le contestan: “vayan a buscar al arquero de Ayacucho” y me vienen a buscar.
Recuerdo -prosigue Luis- que vinieron en un Citroën el técnico, Novarini, y un dirigente del club que era pariente de nuestro convecino Carmelo Cipolla. Fueron a hablar con mis padres, yo por entonces tenía 18 años, arreglaron todo aquí y salimos directamente hacia Estancia Chica, el complejo de Gimnasia donde entrenaban todas las divisiones.
Llegamos en el Citroën a eso de las 16 hs., me bajo y estaba terminando el entrenamiento de la Primera División, estaba Hugo Gatti, etc. y me presentan al técnico de la Primera, Juan Eulogio Urriolabeytia (ex DT de River Plate), quien me dice: “bueno nene, cambiate”, No tengo nada ¿ahora? -le contesto-, 'sí, sí, acá' -me responde. Ahí nomás me trajeron un pantalón, unos guantes y me lleva a la canchita a probar. Me hacía tirar de palo a palo, me revolcó por todos lados y decía “bien, pibe” “bien, pibe”.
Al mes, Gimnasia lo vende al “Loco” Gatti a Unión de Santa Fe, que estaba armando un equipazo con el “Toto” Lorenzo de técnico, entonces traen a Carlos Barisio de River y estábamos Eduardo Dallovere (quien fue titular en 54 partidos defendiendo el arco ‘tripero’ entre 1975 y 1978) y yo, que estaba en buen nivel. Vos te das cuenta cuando andás bien, los dirigentes te saludan, etc. pero, además, había otros dos arqueros con los que estábamos muy parejos, el sordomudo Héctor Cassé (quien desarrolló gran parte de su carrera en Temperley y atajó en dos partidos como titular en Gimnasia en 1979) y José Luis Ducca (quien después jugó en la Primera del ‘lobo’, Temperley, Independiente, Santamarina de Tandil, etc.).
Yo sentía que estaba para jugar algún partido en Primera, es más, yo entrenaba con la Primera y atajé en algún amistoso pero justo se da que yo había dado los exámenes para entrar a trabajar al Banco de la Provincia de Buenos Aires y me sale el nombramiento para ir a trabajar a la sucursal de Villa Gesell.
Que se yo, esas cosas que uno no sabe, veía un poco más seguro el tema del trabajo en el Banco, en esa época en el fútbol no se ganaba bien y era por el solo hecho de jugar al fútbol en Primera División, por lo que decidí por el trabajo que me había salido.
Un día agarré el bolso y me fui. No le dije nada a nadie y me fui.
Tiempo después, un pibe que se fue a probar a Gimnasia me contó que le habían preguntado por mí, que qué me había hecho yo” culmina Luis.
Tal vez, siempre quedó rondando en la mente de este gran arquero que pudo haber pasado con su carrera futbolística, pero tal vez solo sea una asignatura pendiente. Pudo hacer una vida tranquila, viajar por diversos países y convertirse en un próspero empresario que descubrió en el mundo del espectáculo, también, una verdadera vocación.
Para más adelante, el fútbol lleva a Luis a jugar en Villa Gesell y Tandil…
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