jueves, 15 de mayo de 2014

El gol quedó huérfano, se fue el gran Adrián Roelofs (pequeñas historias directas)



Y se retiró nomás. 

¿Algo que ver con el martes 13? Para nada.

Adrián Roelofs, fue uno de esos jugadores de pueblo con un talento bárbaro, que desbordan a lo largo y ancho de nuestro país, pero pocos trascienden. Algo así es la historia de este temible goleador. 

Un formidable jugador, repleto de talento, y quizás con la inconciencia de los típicos jugadores de ‘tierra adentro’ de mantener poco una línea de entrenamiento y demás. 

Pero poco importa esto, el tipo traía consigo unas aptitudes formidables para trascender en cualquier partido que le tocó jugar. Sea por la Liga local, un picado en una práctica o en un torneo de mayor jerarquía como fue el Argentino B actual. 

Siempre sobresalía.

Me permitiré en estas líneas, plasmar algunas de las pequeñas historias que me tocó compartir con este fenómeno. No fueron muchas las que me tuvo como protagonista (?) directo, más bien mi lugar fue la de espectador de privilegio, vistiendo la misma casaca que él, la Rojinegra. Un torneo de la Unión Regional Deportiva fue el que compartimos, allá por el año 2009, que bajo la dirección técnica de Marcelo Volantín, supimos llevar a Sarmiento a la final contra Santamarina. El plantel era muy corto y limitado, pero obvio, corríamos con ventajas, nosotros teníamos a Adrián.

Primera fecha. Debut ante Gimnasia (finalista la temporada anterior) en el Estadio. La expectativa personal era grande, jugar en Sarmiento y en la Primera, yo pisaba recién los 20 años. Ese arranque tuvo de todo, no sé por qué pero estas pequeñas historias me quedaron muy claras en la memoria, ¿por qué será? En fin, comenzó el partido, y en el primer ataque de Gimnasia, gol. 0-1. Después de unos minutos, pude filtrarle una bola al ‘9’ y éste, obviamente no perdonó. 1 a 1. 

A la siguiente jugada, falta sobre el sector derecho del campo, pegado a la primera tribuna de madera. Me paro a cobrar el fallo, lo envío y la pelota le cae justo a nuestro goleador, pumba, adentro. 2 a 1. Cuando voy a festejar el gol, me doy vuelta y le hago un gesto por demás obsceno a los pocos más de diez tandileros que me habían insultado, previo al tiro libre. Una pavada.

Al salir caminando hacia la mitad, recibo la felicitación de Adrián, y me llama el árbitro, no recuerdo quien era, sí me acuerdo de quien lo buchoneó, era el ‘Negro’ Casco, jajaja. 

Domingo 4 de Mayo de 2014 - Estadio Municipal de Ayacucho.
Final de la exitosa campaña de Sarmiento en el Argentino B y el reconocimiento 
a los 200 goles de Adrián Roelofs con la camiseta rojinegra. 

Me muestran la tarjeta roja y a los vestuarios, y entre lágrimas me voy, en esa caminata me agarra el Cordobés, me consuela un poco y me marcho a las duchas. El partido terminó 2 a 2. Y el Tribunal me dio tres fechas de suspensión. Malísimo.

Sumado a la suspensión y mis pocas ganas y voluntad para entrenar (soy de la escuela de Adrián, queda claro), terminé bajando a jugar en 5ª división. Hasta que un viernes, aparece el DT en mi casa, y me dice que mañana tenía que contar conmigo para viajar a Barker, para jugar contra Loma Negra. Y ahí habría otra historia para contar. Partido difícil, siempre es complicado jugar ahí, y más por cómo se dio el ‘doparti’. 

Ni bien arrancó el partido, nos hacen un gol, llegó otro de tiro libre, y uno más desde 40 metros. 3 a 0 y al entretiempo. Ya está, pensábamos todos, menos uno, y si era el goleador y capitán. Al reanudarse el partido, en una ráfaga de no más de 10′, el artillero nuestro, puso paridad en el marcador, nadie se enteró, sólo él. Tres goles del maestro. 

Promediando esa segunda parte y después de una serie de rebotes, piso el área (insólito) y anoto debajo del arco el 4-3 parcial. Mi primer gol en Primera, me traslado y recuerdo que al gritar el gol, me agarra Adrián, y me dice: “tirate al piso, que estamos muertos”. Bien ‘bicho’ el goleador. Yo no sabía ni como festejarlo. Aquel partido terminaría empatado 4-4 y sería el comienzo del sprint final que nos depositó en la finalísima ante Santamarina.

Pasaron los cuartos de final ante el poderoso Grupo Universitario, de los hermanos Cerfoglia, dónde se lució Roelofs, convirtiendo goles en los dos partidos. El equipo también estuvo bien, ya que en la ida y vuelta se registraron victorias. Luego del pase a semis, allá nos esperaba Excursionistas, para jugar en el San Martín de Tandil. Otro partido duro, dónde tuvo varios vaivenes, el resultado final fue empate en tres y logramos pasar por los penales, y aquel gol del ‘Teta’ Bustos, con baile incluido. Pero en el partido pasó algo bien del Cordobés y su talento. 

El partido ardía, empatábamos en dos hasta que quedó un tiro libre al borde del área y voy a apurarlo para pegarle. Terminé dado vuelta y puteándolo porque no me lo dio. Al segundo se escucha el botín zurdo y la pelota que se metía al ángulo del arquero de Excursio. Mi pensamiento, en aquel momento, fue: “qué chabón este, por favor, qué hijo de pu.., mirá donde la clavó”.

Bueno llegamos a la final y la perdimos ante un Santamarina que puso la base del Argentino A, jugó el paraguayo Barrios Suarez, Nahuel Santos, atajó Ijurco, Valerio, y un par más que se me olvidan. 

Fue derrota 2 a 1, pero nada empañó aquella campaña y esas pequeñas vivencias que me quedaron como espectador directo de su destreza, talento, olfato goleador y buen tipo, sobretodo. 

Se te va extrañar, bestia, pero como sos un enfermo de esto, seguro el sábado estarás chusmeando a ver qué pasa con el rojinegro por la URD. 

El gol quedó huérfano, se fue el gran Adrián Roelofs.

Adrián y sus hijos


(por Camilo Fernández Santos - Estudiante de Periodismo en la Universidad Nacional de La Plata con participaciones en Radio AM Gral. Güemes y “El Arte del Engaño” en la Radio de la Universidad. Integra “El Picadito” desde el año 2012.
Mi agradecimiento al autor y a la gente de "El Picadito" por autorizarme a publicar esta crónica publicada en el sitio web del programa).
 

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